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Explora la historia, leyendas y sabores de este pan artesanal de San Miguel Tecomatlán, Tenancingo, Estado de México. Una tradición que une generaciones.
Variedades de Pan de Tecomatlán (anÃs, chocolate, nuez)

Elaboración artesanal en hornos de leña

Pan de muerto con sabores como naranja, chocolate y anÃs
El Pan de Tecomatlán tiene raÃces en el siglo XVI, durante la época colonial. San Miguel Tecomatlán, en Tenancingo, se destacó por su vocación panadera gracias a la producción agrÃcola de trigo y caña en haciendas cercanas. Cuando se separó de Malinalco, conservó el "saber-hacer" del pan, renombrándolo como "de Tecomatlán". Se elabora artesanalmente en hornos de leña, con recetas transmitidas de generación en generación. El nombre "Tecomatlán" proviene del náhuatl, significando "lugar cerca de los tecomates" (vasijas de calabaza), reflejando su conexión prehispánica con los otomÃes, quienes usaban ingredientes naturales como harina, levadura, azúcar y agua.
Ingredientes básicos: harina, levadura, azúcar, agua, y sabores como anÃs, chocolate, nuez o natas. La preparación es manual: amasado, modelado de figuras simbólicas (especialmente para pan de muerto) y horneado en hornos de piedra o leña. Panaderos como Antonio Garcés modernizan con mezcladoras, pero mantienen la tradición. Variedades incluyen cocoles (o "mestizos"), pan de muerto con sabores naranja, chocolate y anÃs, vendidos en fechas especiales como DÃa de Muertos.
En la comunidad, el pan es más que comida: es identidad. Leyendas locales hablan de espÃritus guardianes de los hornos que aseguran la calidad, inspiradas en tradiciones otomÃes y coloniales. Durante DÃa de Muertos, el pan de muerto simboliza el ciclo de la vida (huesos cruzados representan los cuatro rumbos del universo prehispánico). Historias transmitidas oralmente cuentan cómo los primeros panaderos, influenciados por haciendas harineras, crearon "mestizos" fusionando técnicas indÃgenas y europeas. En ferias como la de Tecomatlán, se comparten cuentos de abuelas que horneaban para ofrendas, atrayendo almas con sus aromas. Esta tradición une a la comunidad, preservando el patrimonio contra la modernidad.